viernes, 21 de marzo de 2014

Leyendas Santiagueñas

Según Orestes Di Lullo "cuatro son los aspectos del paisaje santiagueño y cada uno de ellos tiene en la leyenda su equivalente mítico: la pampa, el pampáyoj; el bosque, el sacháyoj; el río, la mayu-maman; la sierra, el orko-maman". El pampáyoj es el dueño de la pampa, señor de las llanuras y de los animales.   Es un ser mitológico que reina en las desoladas regiones del centro de la provincia, revistiendo múltiples aspectos en su naturaleza corporea: ya la forma de un avestruz blanco o de un guanaquito, ya la figura de un jinete sobre caballo plateado. Numen tutelar de la fauna, impide la caza a destajo, pero si el cazador la invoca puede favorecerlo. Tiene similitud con la deidad huasa de Bolivia.
El sacháyoj representa el temor y el respeto que el bosque impone. Es el dueño del monte y protector de los árboles. Su figura es la de un hombre cubierto de "sajasta," una especie de alga vellosa y blanquesina. Su grito semeja el ruido del hacha. Guay de aquel que le conteste su grito u ose seguirlo en el monte. Estará perdido. La yacu-maman es la madre del agua que guarda en tinajas el agua de la lluvia. Es una hermosa mujer rubia que viene a bordo de la primera ola de una creciente y en los momentos de calma peina su cabellera con un gajo de "uúa". Su cuerpo desnudo remata en una cola de pescado, como una sirena, con la cual dibuja en la areana la huella que ha de seguir el agua. Guarda semejanza con la leyenda también santiagueña de la "huayrapuca" o rubia del río y con la "mailin-paya", también llamada "vieja del bañado". Finalmente, para el lado de Guasayán está la "madre del cerro" u orko-maman. Es una nujer rubia que peina sus cabellos de oro sentada en una roca, mirándose en un espejo de agua. Es la diosa de los sismos.






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