miércoles, 17 de abril de 2013

EL FOLCLORE


 El folclore o lo folclórico es algo que está en directa  relación con lo más esencial de la experiencia vital de los  pueblos. No es cosa de modas ni nace de ella. Por eso  perdura en la memoria popular. No son pocos los que creen  que para ser folclorista basta tener una buena voz o tocar  bien un instrumento al interpretar alguna chacarera, una  zamba o cualquier otra canción nativista. Leda Valladares  decía que se debe distinguir entre "los sabios analfabetos que hacen estremecer hasta los huesos, de los cantores envaselinados y bucodentales, los difusores de la nada...".(Clarín 18/2/83). Don Atahualpa Yupanqui también supo decir que el juglar verdadero no es aquél que ostenta una técnica extraordinaria, sino aquél que "practica el consejo que dio una vez Segovia: 'Para que la guitarra sea siempre guitarra, antes de herir la cuerda, hiérete tú'" (La Prensa, 1/11/80).
Don Ata sabía decir que practicaba "una técnica rústica porque de no ser así sería hacer trampa, sería alterar el espíritu y la forma de lo que ejecuto.... Para tocar una chacarera tengo que saber de dónde viene, pues según su procedencia puede ser cortada o sorda. Si enterpreto una vidala la quiero pura, quiero que evoque el paisaje, aunque pueda ser austero. Que guste o no es secundario" (Clarín 9/12/82). Por eso no tenía problemas en afirmar "no soy cantor, no sé cantar. Sólo converso en re menor. Una vez un periodista me preguntó, al verme fumar: ¿No le molesta el cigarrillo para cantar? -Si cantara, sí- le respondí" (Crear, 12/1988).
Respecto al folclore de los últimos tiempos de su vida, Don Ata no vaciló en calificarlo de inauténtico: "El folclore [auténtico] es más puro...es una expresión de paz, de amor, de amistad y, además, es una expresión del paisaje. Por eso, la chacarera santiagueña no puede ser salteña ni mendocina. Porque tiene olor a Santiago, a algarrobo, a arenal, a tierra seca, a tabaco e'chala.... El error de la gente es confundir el folclore nacional, anónimo, plural, hecho por todos desde el siglo pasado [el siglo XIX], con esa 'nueva canción argentina.' Zambas que parecen boleros o cha-cha-cha, pero que no representan ni un barrio -no le diré de Santiago o Tucumán- que no representan ni un barrio de Buenos Aires. La tendencia a formar grupos melódicos que se parecen más a los grupos de los festivales de San Remo, Cannes o Saint Trpez, que a nuestro paisaje, nuestro maiz, nuestro trigo o nuestro algarrobo" (Clarín, 19/9/74). "La auténtica filosofía del folclore es una búsqueda profunda.... Folclore es todo lo que el pueblo aprende sin que nadie se lo haya enseñado. El folclore es una necesidad, como el lazo, que es un elemento folclórico.... Lo más profundo es así de sencillo" (Humor, 10/81). "Cuál es la misión del artista? Ensanchar la geografía espiritual de un pueblo...representar al país a través de una vidala, de una zamba, de una canción, de un silencio..." (Crear. 12/88). Estas afirmaciones de hace más de veinte años tienen absoluta vigencia hoy, ante tantos cantores o agrupaciones que, al son de la modernidad o para ganarse clientes fáciles, alteran la esencia del folclore cantando lo que venga y dé plata e incorporando instrumentos indebidos o arreglos vocales que, si bien pueden ser válidos musicalmente, deforman la música folclórica y malinforman culturalmente al que los escucha. 
Creemos que la opinión de don Atahualpa Yupanqui, que publicamos allá por 1995 cuando salíamos con una modesta y humilde hojita impresa de vez en cuando, nos exime de todo comentario y aporta una vara con la cual apreciar lo que es o no es auténticamente folclórico. Lo auténtico nace del alma de los pueblos y sobrevive en la memoria colectiva; a lo demás se lo lleva el viento. En esa linea estamos aquí.
 

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