miércoles, 6 de septiembre de 2017

El Camino de Indios en Santiago del Estero allá por el 1600.

Hay una obra importante que informa sobre los caminos históricos en nuestra provincia de Santiago del Estero. Esa obra es Camino Real (Caminos del Tiempo) por Luis G. Garay, publicado en 2007 en Santiago. En ella Garay habla no solamente del Camino Real, sino de todos los caminos históricos que hubo en la provincia, empezando por el que encontraron los españoles,uniendo los asentamientos indígenas que existían por entonces. Obviamente, estos no serían caminos propiamente dichos, tal como lo visualizamos desde nuestra concepción cultural del presente, sino senderos en el monte por donde transitaban estas etnias. Demás está decir que ellos corrían cerca de un cauce de agua permanente, en nuestro caso los que ahora conocemos como Río Dulce y Río Salado, cerca de los cuales vivirían por razones vitales también los indígenas. 

Lógicamente, los españoles aprovecharon estos "regalos" para usarlos y ampliarlos según sus necesidades. Aquí tomamos el mapa y la información de la obra de Garay, quien a su vez se remite a otros autores. Dado que aquí hablamos en otros artículos de algunos de estos pueblos (Soconcho, Manogasta) hoy desaparecidos, con el mapa pretendemos ubicar a los lectores sobre dónde estaban esos pueblos hoy olvidados, que naturalmente no hablaban quichua, sino otras lenguas locales.

Como dice Garay, la colonización de estos pueblos hallados en el siglo 17 se justificó diciendo que obedecía al fin religioso de catequización impuesto por la Corona Española. Para llevar a cabo la orden lo que se hizo fue reunirlos en pueblos nuevos creados a propósito por los conquistadores, en donde se distribuía a los indígenas con tal propósito. La organización social era la encomienda, donde los indígenas eran obligados a pagar los impuestos en frutos de la tierra, que se repartían entre el encomendero, la iglesia y la corona.
  
La administración interna estaba a cargo de un cabildo indígena, constituido por alcaldes cada 80 casas y por regidores, que eran los que cobraban los impuestos. Sin embargo, en tal cabildo había solamente un indígena, con el título de cacique, el cual tenía poder para organizar la mita, que era un servicio público que los indígenas prestaban una vez por año gratuitamente. A ese cacique se lo trataba de "don" y su cargo era hereditario. 

Según Garay, citando a Andrés Figueroa, hubo 34 pueblos indígenas. En el mapa adjunto aparecen algunos de ellos. Allí se cosechaba trigo, maiz, grana, miel común y de cardón, cera. También se hacían ponchos y jergas de diversa calidad que incluso se vendían. 

Algunos de los dueños de esas encomiendas fueron las siguientes personas. De Tuama, Francisco Solano Paz; de Alagastiné, Ignacio Cortes de Medina; de Mamblachi doña Baleriana Bravo; de Asingasta, Francisco Ibarra. En cambio, Manugasta, Tilingo, Pitambalá, Umamag, Salavina pertenecían a la Real Corona. 

La lista original de pueblos dada por Figueroa estaba formada por Manogasta, Ayachiligasta, Ayaambatagasta, Mocaca, Tatingasta, Guacalagasta, Zamisqui, Homamax, Pasao, Lacapiña, Ungagasta, Chapigasta, Zumampa, Sumamao, Alagastiné, Tuama, Pitambala. Chalugasta, Soconcho, Lindongasta, Salavina, Siquinano, Mamblache, Asingasta, Quillotara, Mancapa, Azogasta, Mopa, Guaype, Mathala, Guañagasta, Lsco, Lomsaia, Inquiliguala, Icaño.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario